Postal de Medianoche


El Sueño de la Razón Produce Monstruos
Goya





Gorgonas, Hidras y Quimeras horribles —historias de Celaeno y las Harpías— se pueden reproducir a sí mismas en el cerebro de la superstición, pero estaban allí antes. Son transcripciones, tipos, los arquetipos que están en nosotros y son eternos. ¿De qué otra manera estas narraciones, que con los sentidos despiertos sabemos falsas, podrían afectarnos? ¿Cómo «Nombres, cuyos sentidos no vemos, / Nos espantan con cosas que no existen»? ¿Concebimos naturalmente el terror de objetos como esos al considerarlos según la
capacidad de infligir daños corporales? ¡Oh, eso es lo mínimo! Estos terrores son de carácter más antiguo. Datan de más allá del cuerpo, o sin el cuerpo hubieran sido lo mismo. Todos los crueles y tormentosos diablos descritos por Dante —demonios desmembrados, destrozados, sofocados, ahogados, ardientes— son la mitad de aterradores para el espíritu de un hombre que la simple idea de un espíritu incorpóreo que lo sigue,

Como a aquel en el camino solitario
Que avanza con miedo y pena,
Y al dar vuelta una vez, sigue
Y no da más vuelta la cabeza;
Porque sabe que un aterrador enemigo
Sigue de cerca su huella. (Coleridge)

Constituye una dificultad que el tipo de miedo aquí tratado sea puramente espiritual; también pensar su fuerza en proporción a su inmaterialidad sobre la tierra, y que predomine en el periodo de la infancia inmaculada. La solución a estas dificultades puede necesitar algún discernimiento sobre nuestra condición antemundana, o al menos un vistazo hacia la tierra de sombras de nuestra preexistencia.


Brujas y otros terrores nocturnos
Charles Lamb


No hay comentarios:

Publicar un comentario