-¿Sabes?- continuo después de beberse un inmenso trago- Yo envidiaba a lo pájaros. Cada noche tienen un árbol donde cobijar su frio, su sueño.Entre sus ramas se sientes seguros y están tranquilos, solo esperan el alba para entonar sus alegres trinos.¡Era locura! Después pensé que, tal vez ellos me envidiaban a mi porque su vida estaba marcada por el instinto y no por la razón.Ellos solo piensan en buscar un árbol para guarecerse y yo puedo elegir entre uno u otro, dependiendo del peligro que cada uno de ellos.Muchos arboles suelen tener alimañas , serpientes que frustran el canto mañanero de las aves; yo, con mi razón puedo encontrar esa serpiente y huir del árbol para no acabar con mi canto.La cordura puede salvarte de las locuras de tu corazón.


Flor de Maria

Luis Felipe Pacheco

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