A través de las pipas, las aguas caían hacia el fondo del manantial
En indiferente apatía, contemple las frías aguas… mientras él se bañaba
Medio observé ese escenario y su más sensual masculinidad.
Sin embargo, desacuerdo, oh, ¿no puedes verlo?
Sigue siendo la causa y el síntoma cardinal de mi enferma y triste realidad.
Plata igual al frío, pero eso me sienta muy bien
Tímidamente sorbo un poco de agua
Mientras que él, bebe jarras completas de vino
Él gusta de todo tipo de mujeres, y yo… yo solo odio… a los hombres.
Él se maravilla de todas las cosas nuevas para él,
y yo solo espero a que todas las cosas en este enfermo mundo terminen.
El agua cae abundantemente por su espina, acariciando su fuerte físico,
Oh, tan bien definido
Calmado como una roca, él se mantiene así.
Oh, admira su hermoso cuerpo y alma, un Dios amistoso debió haber construido en este hombre
todo un completo y bien balanceado cuerpo.
Que triste situación trajo esto, claridad física, ¡ay!, sigue siendo tan detestable:
Un antiguo fantasma despertó y forzosamente se apoderó de mí:
era ese viejo, salvaje pero casi olvidado ideal de perfecta neutralidad.
De alguna forma envidio a ese naturalmente hermoso hombre,
Él nunca sabrá o se enfrentará al odio y la vergüenza que yo poseo.
La duda, el pretexto del disgusto y todo el miedo devorador,
y si yo le dijera sobre eso, puede que él solo agite su cabeza
con generosa diversión, risa melódica, él entonces,
tal vez podría simplemente sonreír a mi… oh, tan estúpida tontería… y a la bestia furiosa dentro de mi.
Texto por Anna Varney Cantodea
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